UN CORTO ENSAYO

Nota preliminar:

No pienso ser objetivo, ya que la objetividad en cuanto al gusto por las artes es inalcanzable; hay tantas verdades cómo seres humanos en el mundo. Me eximo así de que se lancen calificaciones como: antiprogresista, anticuado, paranoico, sicótico, pobre idiota, en fin.

 

La pérdida progresiva de la calidad de la pintura a través del tiempo

La pintura ha sido a través de los siglos uno de los métodos más usados por el ser humano para dejar rastro de su momento histórico, y del papel que desempeña dentro de éste. La pintura, tanto como la escritura, y posteriormente la literatura como arte, nos dan cuenta de cómo se desarrolla el individuo en determinado momento de la historia.

Nos dicen más del hombre primitivo y sus costumbres, los dibujos en sus cuevas y edificaciones y sus escrituras en piedra, que los mismos hombres primitivos, ya sean fosilizados o momificados, dependiendo de su antigüedad.

Es obvio que el tiempo avanza y las costumbres cambian, y con ellas el “qué” a comunicar, y el “Cómo” hacerlo. No se puede pelear contra eso, ya que es inherente al ser humano. Sin embargo no puedo evitar sentirme desairado después de una corta visita al Museo de Antioquia, en compañía de mis compañeros de clase.

Ver la involución violenta que ha sufrido la técnica de la pintura en aras de la expresión de la idea intangible, logró dejarme aturdido, e incluso indignado en algunos de los casos. Yo me pregunto entonces, ¿a qué se debe éste fenómeno de desmejoramiento de la técnica? ¿Será que los nuevos estilos de pintar y modelar se acomodan más a las necesidades comunicativas del hombre actual? O ¿será quizás que se murieron los genios, y camuflamos nuestra falta de talento bajo la gruesa tela de la palabra “Contemporáneo”?

Lo que sí es cierto es que, aunque en tiempos pasados, las artes de la pintura y la escultura estuvieran limitadas por los conceptos religiosos, alcanzaron la cumbre de la belleza; y en contraparte, aunque las artes visuales contemporáneas bien poco conservan de la calidad estilística de las de antaño, han conseguido acercar el arte al pueblo, y generar en éste un torrente de sentimientos.

Hay también en el Museo de Antioquia, obras que aparte de ser horribles, no dicen nada, pero no voy a referir mucho en éste texto a ésos mamarrachos, porque se supone que debo hablar de arte.

Cabe decir que esta depresión en la calidad no ha afectado solo a la pintura, ha hecho también estragos dentro de la literatura y la poesía, donde cosas similares a: “Tengo hambre/ quiero papas fritas/ ¡abajo el papa!” Son consideradas grandes obras, capaces de competir con el gran León de Greiff, o incluso con el excelso Whitman.

Creo que es entonces un buen momento para preguntarnos si la belleza y la conceptualidad pueden darse la mano y trabajar juntas por un arte contemporáneo digno de ver, o si por el contrario, la belleza y la libertad del concepto seguirán huyendo la una de la otra, hasta que alguien en un mañana no muy lejano, haga astillas a la pobre Giocconda para así olvidar el pasado de las artes visuales.

El asunto no está en volver a pintar como en el renacimiento; es hacer artista al artista e ingeniero al ingeniero; es respetar al pueblo, que espera de sus creadores iluminados, tan siquiera un poco de dedicación.

 

 

 

 

7 comentarios sobre “UN CORTO ENSAYO

  1. Hola chicas. hace tiempo no nos vemos, pero mañana , a menos que algo extraordinario ocurra (jejeje)estaré sin falta en el plenilunio.

  2. interesante tu manera de pensar sobre el arte, ademas te refieres a obras sin fundamentos y lo mas importantes bases teoricas que impliquen una concepcion de mundo

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